Un año más, participamos de la mano de la Asociación Bidesari en el proyecto ESAN EZ, un proyecto de prevención de adicciones y de conductas de riesgo con adolescentes de centros educativos, a través de 4 sesiones de formación e información en el aula y en el que también participan personas privadas de libertad dando su testimonio.
Nuestro alumnado de FP Grado Básico participó en las primeras sesiones que fueron dinamizadas por Miguel Romillo, trabajador social de la asociación, y en la que pudieron trabajar sobre las razones que les empujan a “consumir” y las consecuencias que pueden tener, psíquicas, físicas y también penales cuando estos consumos los llevan a delinquir.
La jornada de los testimonios fue, un año más, el plato fuerte de la actividad. Testimonios que como es habitual no dejaron indiferentes a nuestros estudiantes. Les hablaron de cómo “las personas valientes no son las que consumen y con ello se desinhibe para hacer ciertas cosas, los verdaderos valientes son los que son capaces de decir no a las drogas”. Reflexionaron mucho sobre la soledad de la gente que termina consumiendo aislada para evadirse de esos problemas que obviamente no desaparecen.
«Prisioneros de la droga»
Uno de los momentos que más sorprendió, fue cuando dijeron que nunca se habían sentido tan libres como ahora en prisión, porque habían conseguido tener buenos hábitos, se habían quitado de su adicción, se habían puesto a practicar deporte, a trabajar,… para ellos, la verdadera cárcel había sido la droga, la que les hacía no ser ellos mismos, les hacía estar todo el día pensando en consumir, en cómo conseguir el dinero para comprar,… y eso sí que es una verdadera prisión.
Ahora piensan en todos los problemas que han generado a sus personas más queridas, en cómo recuperar su cariño y todo el tiempo perdido y por supuesto, se acuerdan de toda la gente que se ha quedado en el camino por culpa de las drogas.
Ahora queda evaluar las sesiones de un proyecto que siempre deja huella en nuestro alumnado.
Bidesari es una entidad sin ánimo de lucro que nace desde la Pastoral Penitenciaria de la diócesis de Bilbao en 1994 Surge como respuesta a la necesidad detectada por desarrollar una labor de intervención con las personas privadas de libertad que les posibilitara la iniciación de procesos de recuperación personal e integración social, desde el interior de la prisión, y claramente dirigidos a su continuidad en el tejido comunitario normalizado. Fue declarada de utilidad pública, el 5 de abril de 2005. Ha sido declarada de interés social el 22 de julio de 2014