El Centro Formación Somorrostro avanza con paso firme en su participación en el proyecto estatal de innovación en Formación Profesional “RFID 4.0: Integrando la identificación por radiofrecuencia en la Formación Profesional”. Una iniciativa liderada por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, en colaboración con la Escola del Treball de Barcelona y la empresa tecnológica Radio Rhin Electrónica S.A., cuyo objetivo es acercar la tecnología RFID al aula a través de metodologías activas y trabajo en red con el sector empresarial.
Durante el primer año de trabajo, el equipo del centro ha centrado sus esfuerzos en dos líneas clave. Por un lado, en la selección del equipamiento técnico más adecuado para implementar esta tecnología en los diferentes ciclos formativos. “Hemos tenido que investigar mucho, comparar opciones y asegurarnos de que el equipamiento se ajustara a nuestros objetivos y al nivel formativo del alumnado”, explica Maider Romero, docente responsable del proyecto en Somorrostro. Por otro, se ha establecido un contacto estrecho con empresas especializadas, lo que ha permitido al equipo docente conocer de primera mano el funcionamiento real de la RFID y empezar a trazar una estrategia de implantación efectiva.
El segundo año se presenta lleno de retos y oportunidades. Además de seguir avanzando en la parte técnica y construir una maqueta funcional, el foco estará en la transferencia de conocimientos al alumnado. “La idea es que el proyecto tenga un cierre muy especial: una feria final donde todos los centros participantes expondremos el trabajo desarrollado. Será una gran oportunidad para visibilizar el esfuerzo y compartir experiencias”, afirma Maider.
Uno de los pilares más importantes del proyecto será precisamente esa transferencia al aula. El equipo docente ha diseñado una propuesta metodológica basada en retos, en la que el alumnado se enfrentará a un desafío técnico real: el desarrollo de un sistema de control de stock funcional, utilizando tecnología RFID tanto a nivel de hardware como de software. “Trabajarán en la programación de chips RFID y en el diseño del software de gestión necesario. Queremos que todo el proceso sea significativo y con aplicación real”, añade.
El impacto de esta experiencia va más allá del aprendizaje técnico. Según nuestra profesora, este tipo de proyectos representan un impulso importante para la empleabilidad del alumnado: “La tecnología RFID está muy presente en sectores como la logística, la industria o la sanidad. Conocerla y haber trabajado con ella en un entorno práctico les da una ventaja competitiva clara”.
Además, el enfoque de aprendizaje por retos reales permite al alumnado desarrollar competencias transversales muy valoradas en el mundo laboral: trabajo en equipo, pensamiento crítico, capacidad de adaptación y resolución de problemas. “No solo suman conocimientos, sino también actitud profesional”, subraya.
Como en todo proceso de innovación, el camino no ha estado exento de dificultades. La elección del equipamiento y la adaptación pedagógica de una tecnología compleja han sido dos de los principales desafíos. “Al principio hubo mucha incertidumbre sobre cómo traducir todo ese conocimiento técnico al aula, pero apoyarnos en empresas del sector ha sido clave para superar ese vértigo inicial”, comenta Maider.
A nivel personal y profesional, la experiencia está resultando muy enriquecedora para el profesorado participante. “Este tipo de proyectos me permiten salir de la rutina y reconectar con la pasión por aprender. Me han motivado a seguir investigando y a plantear nuevas formas de enseñar que conecten con la realidad de la industria”, destaca.
La docente no tiene dudas sobre el impacto que este tipo de vivencias puede tener en el perfil profesional del alumnado: “El valor no está solo en saber usar una tecnología, sino en haberla aplicado en un contexto real, en haber resuelto problemas, tomado decisiones y visto cómo todo eso se convierte en una solución funcional. Todo esto, bien explicado, tiene un gran peso en una entrevista de prácticas o de trabajo”.
Con esta iniciativa, el Centro Formación Somorrostro reafirma su compromiso con una FP conectada con la industria, innovadora y centrada en el desarrollo integral del alumnado. Un nuevo paso hacia el aula del futuro.